viernes, 21 de diciembre de 2007

Aforismos (I)

Si el otro día comentaba que el humor ha estado muy presente en la literatura en castellano, y ponía como ejemplo las greguerías de De la Serna, hoy voy a continuar por este camino, con una selección sacada de "Máximas mínimas y otros aforismos", de Enrique Jardiel Poncela. Seguro que alguna de estas píldoras de humor os consiguen arrancar una sonrisa...

De la muerte

  • No se sabe nada de la muerte: en el “más allá” hay censura gubernativa.

  • Los muertos, por mal que lo hayan hecho, siempre salen en hombros.

  • Comúnmente se piensa en la muerte como en una exposición de escultura: suponiendo que va a ir a ella todo el mundo menos uno mismo.


De la moralidad
  • Hay una moralidad sexual y otra económica; la primera se derrumba ante la segunda, y la segunda se derrumba ante la primera.

  • El vicio es lo que más arruga.

  • Para ser moral basta proponértelo; para ser inmoral hay que poseer condiciones especiales.


De la sinceridad

  • La sinceridad la inventó uno que quería amargarle la vida al prójimo.

  • Cuando mejor se finge es cuando lo que se finge se finge de verdad.

  • El hombre rara vez es sincero cuando afirma haber obtenido los favores de una mujer; la mujer rara vez es sincera cuando niega haber concedido sus favores a un hombre.

  • La sinceridad es el pasaporte de la mala educación.


De la medicina y de los médicos

  • El espiritismo se inventó para que los médicos pudieran hablar con su clientela.

  • La medicina es el arte de acompañar con palabras griegas al sepulcro.

  • El médico de cabecera está siempre a los pies de la cama.

  • La enfermedad que obliga a pasar más horas en la cama es una amante bonita.

  • Las casas de los dentistas y los teatros de variedades se parecen en que las estrellas se ven al final.

  • Los dentistas, como los toreros, se pasan la vida pinchando en hueso.


(Continuará)

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