martes, 13 de mayo de 2008

Maratonianoniano

En primer lugar, hay que estar un poco “tocao” para plantearse hacer una maratón. Una vez que cumples este primer requisito, y ya que nos ponemos, pues habrá que hacerlo en condiciones, que leches. Y ya si encima repites después de lo mal que se pasa, es que hay algo especial en todo esto.

Vayamos al lío: búscate por internet un entrenamiento más o menos razonable, y vamos a ser disciplinaditos, que si no, pa que perder el tiempo tontamente. Y después de tres o cuatro meses, por poner un plazo de preparación razonable, nos creemos que estamos listos para hacer los 42,195 km del tirón.

Y puedo decir que lo he hecho. Dos veces. He recorrido la misma distancia que un tal Filípides recorrió para avisar a Atenas de que se había ganado la guerra a los persas. Y ya sé lo mal que lo tuvo que pasar, el jodío. Por lo menos yo no me he quedado en el sitio nada más acabar. E incluso he mejorado mi marca de una vez a otra en más de 13 minutos. Y tengo unas agujetas que casi no puedo andar (otra vez).

Pero ahora me llego a creer el eslogan aquel de “Impossible is nothing”. Y es que alguien dijo que la maratón es algo increíble al alcance de alguien normal, y no puedo hacer si no darle la razón.

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