Si el otro día comentaba que el humor ha estado muy presente en la literatura en castellano, y ponía como ejemplo las greguerías de De la Serna, hoy voy a continuar por este camino, con una selección sacada de "Máximas mínimas y otros aforismos", de Enrique Jardiel Poncela. Seguro que alguna de estas píldoras de humor os consiguen arrancar una sonrisa...
De la muerte
No se sabe nada de la muerte: en el “más allá” hay censura gubernativa.
Los muertos, por mal que lo hayan hecho, siempre salen en hombros.
Comúnmente se piensa en la muerte como en una exposición de escultura: suponiendo que va a ir a ella todo el mundo menos uno mismo.
De la moralidad
Hay una moralidad sexual y otra económica; la primera se derrumba ante la segunda, y la segunda se derrumba ante la primera.
El vicio es lo que más arruga.
Para ser moral basta proponértelo; para ser inmoral hay que poseer condiciones especiales.
De la sinceridad
La sinceridad la inventó uno que quería amargarle la vida al prójimo.
Cuando mejor se finge es cuando lo que se finge se finge de verdad.
El hombre rara vez es sincero cuando afirma haber obtenido los favores de una mujer; la mujer rara vez es sincera cuando niega haber concedido sus favores a un hombre.
La sinceridad es el pasaporte de la mala educación.
De la medicina y de los médicos
El espiritismo se inventó para que los médicos pudieran hablar con su clientela.
La medicina es el arte de acompañar con palabras griegas al sepulcro.
El médico de cabecera está siempre a los pies de la cama.
La enfermedad que obliga a pasar más horas en la cama es una amante bonita.
Las casas de los dentistas y los teatros de variedades se parecen en que las estrellas se ven al final.
Los dentistas, como los toreros, se pasan la vida pinchando en hueso.
(Continuará)
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