Muchas veces me he encontrado delante de un problema, ya sea matemático, ya sea de cualquier otra cosa que se plantee y que necesite del uso de la lógica, y no he sabido muy bien que hacer, terminando bloqueado y realmente frustrado. Ahora bien, ¿por qué tenemos que pensar siempre "de frente" a la hora de enfocar los problemas de lógica o de matemática en general? ¿Es el camino más fácil el "correcto" en el enfoque de cualquier problema?
Aquí es donde entraría el denominado pensamiento lateral. Este tipo de pensamiento creativo lo que intenta es encontrar soluciones imaginativas, distintas, que se apartan del clásico enfoque "de frente" de cualquier problema cotidiano. Para demostrar el uso de este enfoque tradicional, y el hecho de que no siempre es el adecuado, os propongo este acertijo:
Antonio y su hijo Roberto, de 8 años, van en coche desde un punto X hacia Y. El caso es que a mitad de camino, un camión que venía de frente se sale de su carril y embiste de frente el coche de Antonio.
El impacto deja al borde de la muerte a Antonio, pero Roberto sigue con vida. Una ambulancia llega casi de inmediato, advertida por los testigos del accidente, y el niño es trasladado a un hospital. Nada más llegar allí, los médicos de guardia comienzan a tratar al chico, pero después de charlar entre ellos y estabilizarle las constantes vitales, deciden que no pueden resolver el problema de Roberto. Necesitan consultar. Además, advierten el riesgo de trasladar al niño y, por ello, deciden dejarlo internado en el hospital.
Una vez hechas las consultas pertinentes, se comunican con un hospital infantil y finalmente conversan con una eminencia en el tema a quien ponen en constancia de lo ocurrido. Como todos concuerdan que lo mejor es dejar a Roberto en el hospital en el que se encuentra, la eminencia decide viajar directamente hacia dicho hospital. Y lo hace.
Los médicos del lugar le presentan el caso y esperan ansiosos su opinión. Finalmente, uno de ellos es el primero en hablar: “¿Está usted en condiciones de tratar al chico?”, pregunta con un hilo de voz. Y obtiene la siguiente respuesta: “¡Cómo no lo voy a tratar si es mi hijo!”.
Dos puntualizaciones antes de hacer la pregunta de rigor: Antonio ni es padrastro, ni es cura; es el padre real de Roberto. Y ahora la pregunta: ¿quién es la eminencia con la que contactan los médicos?
La solución es tan sencilla como que la eminencia es una mujer, pero tenemos tan interiorizado que las eminencias tienen que ser hombres, que no se nos ocurre considerarla mujer. Más aún: hay muchas mujeres que no pueden resolver el problema y cuando conocen la solución se sienten atrapadas por la misma conducta machista que condenan.
Otro ejemplo de pensamiento creativo, en este caso, ¿se puede hacer un agujero en una pequeña tarjeta lo suficientemente grande como para que la podamos atravesar?
Y es que no siempre el ir de frente al problema, nos llevará a la solución.
lunes, 18 de febrero de 2008
Pensamiento lateral
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