A veces, los números y las estadísticas solo son parte de una historia, y hay que ir un poco más allá para ver el cuadro completo. Por ejemplo, esto ocurre cuando le echas un vistazo a cómo gasta su dinero el país más poderoso de la tierra, que no es otro que los EE.UU.
En el último docudrama de la factoría Michael Moore, éste se hacía eco de las deficiencias del sistema sanitario americano, y como afecta a aquellos, que por A o por B, no tienen la capacidad económica para tener un seguro médico privado, y tienen que recurrir a las ayudas federales (es decir, a la cobertura médica “universal”), o directamente, tienen que renunciar a su salud antes que gastarse su dinero en pagar las facturas del médico.
Lo cual es bastante curioso, cuando el gasto en la seguridad social de EEUU es, en porcentaje, cercano al doble que el destinado al abultadísimo gasto militar: las partidas de Medicare (pensiones) y el gasto de la seguridad social, que incluye todo lo relacionado con la asistencia médica primaria, suman el 34% del total de los presupuestos federales de EEUU, por el 19% dedicado al gasto militar. Entonces, ¿cómo es que hay unos 50 millones de americanos sin ningún tipo de seguro médico? ¿Dónde está ese dinero? ¿Y, cómo es que con porcentajes similares de reparto del gasto, aquí hay un sistema médico que funciona, dentro de lo que cabe, bastante bien, y con un alcance universal?
Otro tema tiene que ver con los propios seguros médicos, y que no se si os habéis fijado, pero en la mayoría de las series americanas les hacen mil pruebas, pero nunca se ve como tienen que lidiar los pacientes después con las mutuas de seguros, que muchas veces se oponen a la realización de dichas pruebas debido al coste que suponen, lo que a veces cuesta la vida a sus pacientes.
Igual ahora, sabiendo lo que se cuece en el sistema sanitario del “amigo imperialista”, apreciemos un poco más lo que tenemos en casa...
martes, 11 de marzo de 2008
Sicko
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