jueves, 3 de abril de 2008

42

42. Para muchos nos es más que un simple número. Para otros, tiene algo más de significado, ya que se trata de la respuesta al sentido de la vida, el universo y todo lo demás (el que no sepa de que va esta referencia, que lea algo sobre La Guía del Autoestopista Galáctico). Para mí, son ¿7 años, quizá más? de viajes diarios de casa a la universidad/trabajo y vuelta. Y claro, esto da para que te hayan pasado unas cuantas cosas dignas de recordar.


Desde el día en que me cayó una bronca sin comerlo ni beberlo por no decirle buenos días al conductor (le había dado las gracias por abrir la puerta, cuando ya había cerrado, pero me la papeé igual), al momento “escaqueo”, cuando intentas pasar sin pagar por no llevar un duro suelto (menos mal que me tocó una conductora maja...), pasando por el conductor que no para de cascar cuando conduce (para cuando un cartel que ponga “No molestar al personal”, al lado del de “No molestar al conductor”), pero que cuando va con los compañeros, es el más callado de todos.


Pero si ha habido momentos memorables, serían estos tres. El primero, por desagradable, sería la vez que le dió a un chaval un ataque de epilepsia en mitad de un atasco monumental de viernes por la tarde. Menos mal que iba acompañado, y sabían que hacer, pero la palidez de las caras que se vieron aquel día es para recordar. El segundo sería la vez que casi se hostian un señor mayor y una mujer de mediana edad, por un quitame-allá-ese-asiento. ¡Cómo se puso el abuelo, por no poder sentarse al lado de su señora! El tercero, por espectacular, sería el del día que vi con mis propios ojos una exhibición involuntaria de gimnasia en mitad de una curva. Ingredientes: 1. Viernes por la mañana, tía joven que el día de antes ha estado de farra hasta las mil, y que coge el bus para volver a casa, pero se queda sopa. 2. Curva pronunciada + conductor optimista. Juntas ambos ingredientes, y tienes a la chica rodando literalmente, haciendo una voltereta perfecta por el pasillo del autobús. Mi puntuación: 6.0. Fue algo completamente increíble.


Porque, ¿qué es lo más raro que puede pasar yendo en un bus urbano? Si alguien se anima, que me cuente sus historietas...

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