Todos los días, cualquiera que tenga un par de cuentas de correo sufre el tener que estar separando el grano de la paja, vaciando la carpeta de “correo no deseado” de montañas de spam, a pesar de que los filtros hacen un trabajo impresionante... Para daros una idea de la cantidad de correos de este tipo que circulan al día por la red, se cree que entorno al 80% de los mails que se mueven en el mundo, son de spam. Spam en el correo, spam en los foros y en los grupos de noticias, spam en el messenger, spam en el móvil, incluso hay spam para faxes.
Spam, spam, spam... ¿y de donde viene la palabra de marras? Pues como muchas otras cosas en el mundo de la informática, tiene un toque entre divertido y friki. El Spam (con mayúscula, es marca registrada) es en realidad una variedad de carne enlatada que tuvo un gran uso para alimentar a las tropas durante la segunda guerra mundial, y tras ésta, se generalizó al consumidor normal y corriente. El caso es que su ubicuidad hizo que los Monty Python descargaran toda su “furia” contra este tipo de carne, haciendo de decir spam millones de veces un sketch por si mismo:
Así pues, como en la canción de los vikingos, donde spam es una repetición sin fin de texto de muy poco valor o ninguno, si nos referimos al spam referiéndonos al correo electrónico, estaremos ante esos los mensajes enviados de forma masiva y dirigidos a personas que, en principio, no desean recibirlos.
Y no es la única referencia a los Monty Phyton en el mundillo informático. Incluso hay un lenguaje de programación llamado Phyton en su honor...
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